lunes, 17 febrero, 2025
Sto. Dgo. D.N. Rep. Dom.

A los cinco años de la elección del Defensor del Pueblo.

El Senado de la República acaba de reconocer a Doña Zoila Martínez Guante, actual Defensor del Pueblo, por su trayectoria de efectivos servicios a la Patria.

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Lunes, 21 Mayo 2018

El Senado de la República acaba de reconocer a Doña Zoila Martínez Guante, actual Defensor del Pueblo, por su trayectoria de efectivos servicios a la Patria.

Aunque el reconocimiento fue por su trayectoria como ser humano como ciudadana que ha servido a la Nación Dominicana con dedicación y entrega.  Éste se ha hecho por coincidencia, un día después que doña Zoila Martínez, cumpliera cinco años como Defensor del Pueblo; por lo que considero oportuno hablar sobre esta figura abarcando desde su origen en la República Dominicana, hasta estos cinco años después de la escogencia del primer Defensor, a lo que me dispongo en el siguiente párrafo.

El 15 de mayo del 2013, se procedió a la elección del Defensor del Pueblo de la Republica Dominicana. De una terna por cargo que previamente había seleccionado la Cámara de Diputados, el Senado de la Republica, seleccionó un Defensor, dos adjuntos y dos suplentes.

La terna para el Defensor estuvo constituida por Iraima Altagracia Capriles Rosado, Zoila Martínez Guante y Félix Antonio Cruz Jiminián. Tres figuras con méritos sobrados para ser designadas cualquiera de ellas como Defensor del Pueblo; pero sólo había un puesto y la elección recayó sobre la Dra. Zoila Martínez Guante.

Una mujer con una trayectoria de servicio en la administración pública, con un curriculum impresionante desarrollado en el Estado Dominicano.  Doña Zoila Martínez Guante, se había desempeñado como embajadora, cónsul, Directora General de la cédula de identidad, Fiscal del Distrito Nacional. A todo esto, se le añadió su vocación de servicio social. En fin, reunió independientemente de cualquier otro, todos y cada uno de los requisitos exigidos, y le ponía algunas cargas más. Hablemos ahora un poco del órgano y su institucionalidad.

En la República Dominicana, se habló del Defensor del Pueblo de forma institucional, por primera vez, cuando por iniciativa por un lado del Diputado Rafael Francisco Taveras (Fafa) se introduce un proyecto por ante la Cámara de Diputados, el 27 de marzo del 2000, mismo que perime en la segunda legislatura de ese  año  y del otro,  una iniciativa  introducida por el hoy Presidente del Tribunal Constitucional Milton Ray Guevara,  presentada ante el Senado de la República del cual era miembro, el 29 de febrero del 2000.  Este proyecto evolucionó positivamente hasta convertirse en ley. No fue tortuoso este tramo, más bien transcurrió con relativa rapidez, pues hablamos de febrero del 2000 a   enero del 2001, poco menos de un año.

Pero la odisea para dotarnos de un defensor del pueblo empieza una vez aprobada dicha ley. Veamos y recapitulemos:

El proyecto de ley fue aprobado en la Cámara de Diputados el día veintinueve diciembre del 2000, y el Senado lo convirtió en ley el nueve de enero del 2001, siendo promulgada por el presidente de turno Ing. Hipólito Mejía, el día primero de febrero del 2001.

Cuando ya, los que nos interesaba el tema, entendíamos que por fin tendríamos ese valioso instrumento en el país (mismo que tenía más años que nuestra República, pues su nacimiento data del 1809); nos decepcionamos al empezar entonces un periplo, más bien una odisea.  No había forma ni manera para la elección del Defensor, pues el artículo cuatro de la ley disponía que para que se eligiera la terna que habría de someter al Senado, la Cámara de Diputados debía reunir una matrícula equivalente a las dos terceras partes de la totalidad de sus miembros, lo que, si bien no era imposible, se convierte en muy difícil, para lo cual se necesitaba un consenso político para poder reunir este cuórum.

Obsérvese que no se habla de las dos terceras partes del cuórum que se constituye con mayoría simple, sino de la matrícula total de los miembros de la Cámara.

Lo mismo disponía para su elección por parte del Senado, esa “cuasi imposibilidad”, relegó la elección año tras año.

En diciembre del 2009, buscándose un bajadero, se modificó la ley 19-01, lo que aconteció mediante la ley 367-09, promulgada el 23 de diciembre del 2009, mediante la cual se modificaron los artículos 4 y 7. En el primero de los artículos modificados, se redujo a las dos terceras partes de los diputados presentes, para la selección de ternas e igual con relación a los senadores para la elección final.

Con la modificación del artículo 7, se redujeron los Adjuntos del Defensor a dos y se le asignó algunos roles específicos. No obstante, el 26 de enero del 2010, se nos dotó de un nuevo ordenamiento constitucional y éste contemplaba en lo relativo al Defensor del Pueblo lo siguiente:

En su artículo 80 ordinal 5, la Constitución dispone que es una atribución del Senado “Elegir al Defensor del Pueblo, sus suplentes y sus adjuntos, a partir de las ternas que le presente la Cámara de Diputados, con el voto de las dos terceras partes de los presentes”.

Sobre las ternas arriba indicadas y que debían provenir de la Cámara de Diputados, el artículo 83 establece en su ordinal 3, (hablando de las atribuciones de esta Cámara) lo siguiente: “Someter al Senado las ternas del Defensor del Pueblo, sus suplentes, que no podrán ser más de dos, y los adjuntos, que no podrán ser más de cinco, con el voto favorable de las dos terceras partes de los presentes.

Así y bajo el imperio de la ley suprema, es elegida más de tres años después de haber asumido la figura la Constitución Dominicana, la primera Defensor del Pueblo de este País, que como todos sabemos, y ya he dicho, recayó sobre la Dra. Zoila Martínez Guante. Desde la promulgación de la ley 19-01, hasta la elección del defensor del pueblo 15 de mayo del 2013, transcurrieron doce años y un poco más de tres meses.

Aunque en muchos países existía ya, la figura del Defensor del Pueblo o su equivalente sin importar la denominación que reciba de forma particular, en nuestro país, no la habíamos experimentado; por lo que nacionalmente no había un manual sobre cómo debía funcionar las cosas.  No había un personal, no había ni siquiera un local adecuado en el cual empezar a operar.

La experiencia y las relaciones acumuladas de la persona designada, debió servirle de mucho para cuajar institucional y operativamente este órgano.

La escucho decir recurrentemente que partió de un estado de 20 grados bajo cero, que tuvo que enfrentar situaciones a lo interno, que ha tenido que emplearse a fondo con pocas luces desde el exterior y contadas colaboraciones del interior, hasta llevar al Defensor del Pueblo al sitial que hoy exhibe.

Doña Zoila Martínez, ha mezclado “sin querer queriendo” lo que ella es como ser humano, y lo que le corresponde como Defensor, llevando al límite del agotamiento su entrega en procura de constituirse en voz de los que no la tienen, ha respondido a grandes inquietudes nacionales o pequeños requerimientos individuales de desesperados dominicanos desarropados.   Ha dado más de lo que se le demanda, aun a costa de su propia salud y las limitaciones que los más de setenta y cinco años le imponen.

Al Defensor ha de faltarle mucho por hacer, pero lo que se ha hecho, lo podemos comparar con el inminente vuelo de una gran nave, que sin una pista firme, larga y ancha no puede despegar, construir esta pista demanda tiempo, dedicación, dinero y esfuerzo, pero afortunadamente, esto se ha hecho con diligencia, entereza y prontitud, por lo que me permito asegurar que ya está habilitada. No obstante, los vuelos que se pudieron hacer desde una pista rudimentaria y polvorienta se han hecho y ahí están los resultados.

En estos cinco años, la Defensor y un equipo de hombres y mujeres capacitados y dedicados que se ha ido consolidando día a día, le han legado al Pueblo Dominicano un órgano genuinamente interesado en contribuir a salvaguardar los derechos humanos, fundamentales y medioambientales e igualmente acompañar en el reclamo contra los prestadores de servicios públicos, por lo que el pueblo especialmente el de a pie puede y da el mejor testimonio.

Fuente:https://elnuevodiario.com.do

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